EL PAPEL DE LOS DERECHOS HUMANOS EN LA CONVIVENCIA
Los Derechos Humanos en Colombia se han constituido como
una preocupación creciente, dada la historia de guerras y violencia del
país. Sin embargo, éstos se encuentran
enmarcados en la intención de hacer la vida de hombres, mujeres y pueblos más
digna y humana,expresada en derechos y deberes reconocidos en las legislaciones
internacionales y nacionales.
En este sentido, los gobiernos han tenido que trabajar en
la elaboración y coordinación de políticas públicas tendientes a la promoción,
protección y defensa de los mismos, buscando de esta manera, mejorar los
niveles de respeto de la nación entera en cuanto a derechos humanos, buscando mejorar
la protección y garantía de los mismos. A este respecto, cabe aquí aludir al
papel que tiene la educación en la promoción de los derechos humanos; pues a
través de esta, se permitirá la sensibilización de poblaciones enteras, para
que puedan convertirse en promotores y multiplicadores del derecho humanitario,
permitiendo a su vez, hacerlos explícitos en los diferentes escenariosde la
sociedad.
Encaminar la educación teniendo presente los derechos y
deberes de todos, sin distinción de raza, sexo, religión o tendencia política,
entre otras, debe constituirse como el pilar de la convivencia, ya que de este
modo, se salvaguardará la dignidad humana y se propenderá por el mejoramiento
de las relaciones interpersonales, así como se fortalecerá la creación de
ambientes de paz.
Reconocer los Derechos Humanos como prioridad para el
desarrollo de la persona y mejoramiento de la calidad de vida de la nación,
significa ahondar en la comprensión los valores básicos y su creciente
influencia en la convivencia ciudadana, por cuanto también implica, el
reconocimiento del papel que cumple el Estado en la consolidación no solo de
una sana convivencia, sino como garante de los derechos de la población civil,
que permitan mitigar la guerra y la violencia.
Entonces, avanzar en Derechos Humanos implica para la
nación, la vivencia, no solo de la teoría, sino en especial de la práctica de los
derechos humanos, lo cual incide directamente en la convivencia de individuos,
grupos, comunidades, pueblos y la nación entera, aún a razón de las diferencias
culturales, ideológicas e incluso del lugar de origen. Así, es preciso argumentar, que los derechos
humanos, como escenario político universalmente aceptado y exigible, están
consagrados para que las comunidades a través de su cultura política puedan
convivir de manera realmente justa.
Desafortunadamente, la percepción de las personas a nivel
general, es que los derechos están tan alejados de la cotidianidad, que son
ideas o leyes que se encuentran alejados de la realidad que se vive en Colombia
y que son “leyes” que favorecen a ciertos grupos pero que cambian para otros.
En Colombia no es nuevo hablar de desplazamiento forzado, secuestro, homicidio,
pobreza extrema y un tanto más de conceptos que hacen parte del diario vivir y
que enajenan a la población entera de sus propios derechos.
Estos atenuantes del derecho humano y la poca cultura y
participación ciudadana frente a algo que en definitiva le compete, generan
ideologías negativas frente a los derechos humanos, promueven una convivencia
divisoria e inequitativa, que genera a su vez una distribución social desigual,
y que termina por degradar la convivencia en formas conflictivas, violentas y
deshumanizadas, donde cada grupo lucha a su modo por impedir la dominación del
otro, pero a razón del rencor que promueve la falta de consciencia y de
conocimiento de lo que se posee y a lo que se tiene derecho, por el simple
hecho de ser humano.
Se hace necesario visualizar entonces que los derechos
humanos, son para la sociedad la guía al ser individual en el proceso de
consecución de logros, pero con la limitante de que el “otro” existe también
como sujeto de derechos, como ser fundamental, ratificando la igualdad en el
hecho de la condición humana.
Cabe también afirmar que los derechos humanos trascienden
en las diversas dimensiones humanas, tanto en lo público como en lo privado,
moderando e iluminando las diversas formas de convivencia, generando
colectividad, cohesión social y reconocimiento del otro como igual, por lo
tanto, están inmersos dentro de la cultura propia de una sociedad como
reguladores de la propia convivencia.
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